Los trastornos de la articulación temporomandibular, también conocido como disfunción temporomandibular, disfunción craneomandibular, (DCM), son un conjunto de alteraciones relativas a la articulación temporomandibular y las estructuras anatómicas que la rodean, que son causa usualmente no diagnosticada de cefalea y trastornos faciales de diversa intensidad hasta en un 50% de la población.1 2 3
La Asociación Dental Americana prefiere el uso del término trastornos temporomandibulares, dado que muchos de estos trastornos no están originados en la articulación temporomandibular.4
Otro trastorno de la articulación temporomandibular es el “compromiso articular Temporomandibular”, (CAT).5 Diferentes cefaleas tales como migrañas o tensionales, cuadros de mareos o vértigos, síndrome de Meniere, neuralgia del trigémino, parálisis faciales periféricas, síndrome de la boca ardiente (SBA), en realidad son síntomas de esta patología.6 7
La articulación temporomandibular puede ser afectada por enfermedades inflamatorias, traumáticas, infecciosas, congénitas, del desarrollo y neoplásicas; sin embargo, la causa más común corresponde a un grupo de trastornos funcionales que generan dolor, más frecuentemente en mujeres, y que se conoce como “síndrome de disfunción dolorosa de la articulación temporomandibular”, “trastornos de la articulación temporomandibular” o simplemente “disfunción temporomandibular”.8
Este síndrome se define como un subconjunto de los problemas craneofaciales dolorosos, caracterizado por el compromiso de la articulación temporomandibular, los músculos de la masticación y las estructuras anatómicas asociadas. Los pacientes que lo padecen, se presentan comúnmente con dolor, movilidad mandibular alterada y sonidos en la articulación temporomandibular.8
El “Compromiso articular temporomandibular” (CAT), descubierto en 1998 y comunicada por primera vez por el Doctor José Larena-Avellaneda Mesa en octubre de 2000 en el XXXVIII Congreso Internacional del CIRNO (Valencia). Se definió como: limitación o impedimento en la amplitud de los movimientos funcionales mandíbulares durante la masticación, fonación, bostezo, posturas de descanso, etc., por impacto de alguna o algunas estructuras situadas en la parte móvil del aparato masticatorio (mandíbula, musculatura, diente, prótesis, etc.) contra alguna o algunas estructuras situadas en el orificio cigomático o/y en el maxilar superior (maxilar, diente, prótesis, etc), dando lugar a un conjunto de síntomas y signos principalmente sensitivos, dolor de cabeza (cefalea)9 y vegetativos, inestabilidad (mareos, vértigos). En el aparato masticatorio la articulación comprometida es la temporomandibular; el menoscabo funcional se refiere a la masticación y la fonación; la causa puede ser extra o intraarticular y la afectación uni o bilateral.10 11
La incidencia de estos trastornos es alta: hasta un 50% de la población general lo padece en algún grado. Es más frecuente en mujeres entre los 20 y 50 años. En un 7% de los casos el problema genera alteraciones bucofaciales con dolor facial y mandibular.1
Esta enfermedad, ha tenido numerosas clasificaciones, no obstante, en general se puede dividir en tres grupos: los trastornos relativos a la articulación temporomandibular (ATM); aquellos trastornos relativos a la musculatura adyacente, y los degenerativos.3
Dentro de las agrupaciones mencionadas, hay diversidad en la nomenclatura lo cual dificulta una clasificación homogénea:
La Sociedad Internacional de Cefaleas, clasifica este trastorno como una cefalea secundaria: “Cefalea o dolor facial atribuible a un trastorno de la articulación temporomandibular”,(K07.6),13 según la segunda edición de la Clasificación Internacional de las Cefaleas.8
Por disminución del volumen: traumática.14
El CAT también se puede presentar en combinación simultánea al realizar diferentes movimientos, como por ejemplo en el cierre y las lateralidades, etc.
En general, puede decirse que el problema asociado al CAT tiene que ver con una falta de espacio para que la mandíbula pueda llevar a cabo sus movimientos normales durante la masticación, fonación, etc. La mandíbula al golpear dada su proximidad al maxilar superior y al agujero cigomático, produce una sensibilización nerviosa desencadenante de dolor de cabeza y mareos, entre otras molestias.
Las molestias o el dolor se localizan habitualmente en la mandíbula, la articulación temporomandibular y los músculos de la masticación. Se asocia también con dolor del oído, sensación de oído tapado, tinnitus, mareos, dolor cervical y cefalea. Su curso puede ser agudo y autolimitado, o crónico y refractario a los tratamientos.8
Las alteraciones de la articulación témporomandibular pueden ocasionar dolores de cabeza recurrentes que no responden al tratamiento habitual. Los síntomas típicos de estos trastornos mandibulares son el ruido articular (“chasquido”), la debilidad de músculos masticatorios, la limitación y disminución en la gama de movimientos de la mandíbula.1
Síntomas:
La palpación del músculo y de la articulación es necesaria para determinar tanto la condición muscular como articular, cuyas alteraciones, especialmente dolorosas, se presentan en el síndrome miofascial, miositis, sinovitis, o capsulitis.1
El dolor articular, la limitación en los movimientos y la debilidad articular son evidencia de la presencia del trastorno.1
Eliminación de la causa del CAT mediante:
Referencias